Un control de rutina, algo anticipado de lo previsto. Con la lectura a través de los años “tenía un por qué”. Sonia Levine fue a hacerse la mamografía hace diez años y detectaron un quiste chiquito que les llamó la atención. Hacía unos tres meses que se había controlado y no había nada. Los médicos no dudaron, avanzaron en los chequeos y confirmaron el cáncer. Hoy, luego de haber enfrentado cada proceso física y psicológicamente, abrió las puertas de su casa, de su vida y su corazón, y narró su historia en IRE: “Lo puedo decir, yo vencí al cancer”.
La tarde caía en Oliveros, el trinar de los pájaros hacían lucir el patio verde lleno de flores, todo estaba minuciosamente acomodado en la casa a metros del río Carcarañá. Los perros rodeaban la mesa de madera cubierta con una glicina. Sonia Levine decidió mudarse al pueblo con su familia, compuesta por su marido y dos hijos, hace poco menos de dos décadas. Sin saber que allí enfrentaría el desafío más importante de su vida.
En el 2012 comenzó todo: “Todos los años me hacía el control anual, a los 18 años me detectaron que tenía un nodulito y lo controlaba. Pero en uno de los chequeos apareció este nuevo, chiquito. Los médicos se dieron cuenta y me pidieron hacer una punción. A los dos días estaba en el quirófano y en la biopsia salió carcinoma ductal invasor. Me dieron dos días y fui a cirugía. A los 15 días comencé con rayos, y a ir todos los días a Rosario”.
“Tu recuperación va a ser tu estado de ánimo”
Guerrera y con muchas ansias de futuro, no cesó de puntualizar su primera preocupación: “Mi familia, mis hijos chicos”. Y se sinceró: “El primer tiempo era todo angustia, controles cada seis meses. Con los rayos toda quemada, después vino la medicación y después más rayos”. Fueron muchas las sesiones que enfrentó con la templanza de que pronto todo estaría bien.
En ese entonces estaba ocho o diez horas sola por día en su casa, mientras su familia trabajaba o estudiaba. Sobre aquellas jornadas difíciles Suni compartió: “Hoy pienso que no tome conciencia de todo lo que tuve. Tenía ocupada la mente, leía mucho libros de autoayuda”. Pero también remarcó: “Vi a gente que antes de la biopsia ya estaban deprimidas. Y el médico siempre me dijo: Tu recuperación va a ser tu estado de ánimo”.
Agradeció especialmante “al doctor Martinez que me controló mucho”. Porque “El cáncer no enferma a uno sólo, sino al entorno. Mis hijos, mi marido lo sufrieron mucho”. Y en una simbiosos, usó todo eso de envión y no paró hasta que recibió la respuesta que quería escuchar.
No faltaron complicaciones, que “por suerte llegaron después del cáncer” como la diabetes, intensos dolores y nuevas cirugías. Pero “de todo lo malo siempre saqué algo bueno, y ahí empecé a cocinar productos integrales para vender y tuve muchisimos pedidos. Era una excusa también para levantarme todos lo días”.
“Hoy el cáncer de mama tiene cura”
Sonia no tenía registro de otro caso de la enfermedad en su familia, con el tiempo se enteró que algunas de sus primas habían tenido. En el repaso de su experiencia, no dejó de destacar haberlo detectado a tiempo: “Fui a un control de rutina, por eso es muy importante la mamografía”. Y reafirmó: “Hoy el cáncer de mama tiene cura”.
En ese sentido, reforzó: “Al cáncer más que miedo le tenes que tener respeto. Tenes que asesorarte, conocer tu cuerpo, cualquier duda tenes que ver a un médico”.
Sin más, con un brillo particular en la mirada y la sonrisa amplia, Suni lo afirmó con total seguridad: “Yo vencí al cancer”. ¿Y qué significa eso? “Es tranquilidad, siento que superé una batalla muy difícil, pero se puede. Yo jamás me quedé y gracias a Dios no tuve metástasis”.
Al culminar, la vecina de Oliveros reconoció: “Aprendí a valorar, a disfrutar la vida. Porque en un abrir y cerrar de ojos, hasta acá llegaste. Porque no es – te morís – es – cómo vivis-. Es ese el aviso que te da Dios”. Y cerró: “Siempre de lo malo tenes que sacar algo bueno, todo está en la cabeza de cada uno”.